IMBASSAÍ
Bahía. BR
Imbassaí fue un punto clave en nuestro recorrido por el litoral brasileño. No solo porque estábamos a la mitad del viaje que teníamos planeado sino que además era un punto de descanso y de reencuentro con viejas y queridas amistades.
En este pedacito de cielo en la tierra, vive un querido amigo llamado Marce, dueño de una cálida y pintoresca posada llamada “Aconchego da Ja Ja”. Fueron unos días a puro disfrute en Aconchego, compartimos unos asados de la hostia con su querida familia, por supuesto que no faltaron las risas, las músicas y las anécdotas de donde nació está amistad.
Marce es un amigo que me regaló Club Med Río das Pedras (Nani) durante el periodo que trabaje allí. Un “parça” cómo se dice por acá, un gran compañero con un gran corazón… Como decimos los ex GO (Empleados de Club Med) esta amistad es “Do club pra vida”.
Marce además de ser un gran esquiador acuático ahora es dueño de este rinconcito de paz en Imbassai, muy cerquita de la playa (tanto que el mar se puede escuchar desde el patio de la posada), en un lugar privilegiado, rodeado de naturaleza, con las comodidades que uno necesita para pasar unas cálidas vacaciones en este paradisiaco destino.
Los días se pasaban entre baños de mar, extensas caminatas entre altísimas palmeras dentro de sus parques y mucha samba de noche.
La disposición del pueblo es algo que nos encantó realmente, al ser pequeño podíamos recorrerlo a pie o en bici, ya que tiene bici sendas por doquier.
Una de nuestras experiencias más fuera de contexto en Imbassaí fue comer (al costado de la ruta, en un pequeño “lanchonete” atendido por su familia) “tatú” o mulita, como la conocemos nosotros, en ESTOFADO, mientras jugábamos al pool con 40º de calor bajo unas palmeras. Algo que jamás nos hubiéramos imaginado o planificado con tremenda temperatura… Pero que nos divirtió mucho.
La aventura comenzó un día temprano a la mañana, cuando un amigo de Marce nos paso a buscar en su van Volkswagen (sin asientos) para ir a pasear.
Tomamos una ruta de tierra, que más que ruta era una huella que se metía entre arbustos, piedras gigantes y palmeras. Al cabo del mediodía paramos al costado de la ruta a degustar este plato típico y mientras hacíamos la digestión, jugábamos un par de partidos de pool.
Al caer la tarde, fuimos en busca de bebidas frías y nos dirigimos a la casa del amigo de Marce para “merendar”. La casa se encontraba dentro de un parque, en una colina con vistas increíbles. La merienda constaba de cerveza bien fría y snaks (bien saludable jaja).
El sol ya estaba escondiéndose y nosotros con las patas en la pileta, con una “gelada” disfrutando de tan increíble día.
Los días siguientes aprovechamos a visitar Praia do Forte, que se encuentra muy cerquita de Imbassaí y que se lo conoce por ser un gran polo hotelero y turístico de la zona. Además, gracias a sus cielos diáfanos aprovechamos para incursionar un poco en la astrofotografía.
Gracias Marce por la hermosa estadía que compartimos juntos, esperamos volver a encontrarnos pronto.