Historias Enmarcadas

Hola! Bienvenido/a, cómo estás?

Somos Nadia y Sebastián, te contamos que acabas de adentrarte en un viaje virtual, en un relato y en una secuencia de obras que retratan, un poquito, algunas de las tantas historias de viajes y aventuras que vivimos juntos, y que hoy los revivimos en este formato multisensorial para compartirlo con vos.

Te adelanto que vamos a subir montañas, caminar extensas playas, perdernos en la selva y en vibrantes ciudades, vamos a conocer personas maravillosas, historias de historias, vamos a reír y a emocionarnos también.

Un lugar, un retrato y una anécdota.

CACHI

Salta. AR

La realidad es que en este viaje, Cachi fue un destino de paso para nosotros, una parada entre las maravillosas rutas norteñas, un stop para descansar y seguir.

Nos habían recomendado pasar más de una noche allí, dado que este pueblo, es uno de los más pintorescos de la provincia de Salta, pero por el diseño de nuestro viaje, en esta oportunidad no nos era posible, estábamos con los días justos para hacer el recorrido de más de mil kilómetros que queríamos andar entre Salta y su provincia vecina, Jujuy.

De todas maneras, el día y medio que pasamos en Cachi fue reconfortante y relajante como lo imaginábamos gracias a las voces amigas que nos recomendaron pasar por ahí.

Llegamos a Cachi pasado el mediodía, con un hambre que se venía incrementando en los últimos 20km. Al entrar al pueblo, antes que nada buscamos un lugar para almorzar/merendar.

Nos dejamos llevar por el olfato y el oído… el folklore a todo volumen y la carne al asador nos esperaba en una pequeña y simpática parrillita que por suerte aún tenía su cocina abierta. Almorzamos al aire libre, con un manto dorado que pintaba las hermosas casitas de Cachi mientras caía el atardecer. Una vez más, sin mirar el reloj, allí estábamos disfrutando de tan plácido momento.

Nos habían recomendado no reservar previamente el hospedaje antes de llegar, ya que no tienen una extensa oferta hotelera, así que pos almuerzo fuimos a encontrarnos con el lugar donde pasaríamos esa noche.

El pueblo está detenido en el tiempo, sus construcciones de época se mantienen en pie, con sus fachadas rejuvenecidas, pero que mantienen su maravillosa esencia histórica. En uno de los lugares que pasamos a preguntar si tenían disponibilidad nos atendió su dueña, que hacía más de 50 años se dedicaba a atender esa hermosa casona para los turistas.

Lamentablemente, en ese lugar no conseguimos habitación pero luego de andar un poco más, encontramos donde quedarnos, una hermosa casa estilo colonial, con un desayunador súper luminoso para arrancar la próxima mañana como a nosotros nos gusta, con el primer rayo de sol.

Al caer la noche, después de tanto andar, el cuerpo pidió parar. El silencio entre las calles de Cachi dejan andar al sonido de las guitarras criollas… sonando en alguna peña, que a lo lejos, eran la perfecta serenata para una hermosa y merecida noche de descanso.

Gracias Cachi por tan relajante pequeña estadía.