Historias Enmarcadas

Hola! Bienvenido/a, cómo estás?

Somos Nadia y Sebastián, te contamos que acabas de adentrarte en un viaje virtual, en un relato y en una secuencia de obras que retratan, un poquito, algunas de las tantas historias de viajes y aventuras que vivimos juntos, y que hoy los revivimos en este formato multisensorial para compartirlo con vos.

Te adelanto que vamos a subir montañas, caminar extensas playas, perdernos en la selva y en vibrantes ciudades, vamos a conocer personas maravillosas, historias de historias, vamos a reír y a emocionarnos también.

Un lugar, un retrato y una anécdota.

BARRA DE SÃO MIGUEL

Alagoas. BR

Barra de Sao Miguel es, además de Gunga, otras de las playas hermosas que tiene el Litoral Sur de Maceió.

Una peculiaridad de Barra es que toda su costa está rodeada de una gran barrera de coral, que frena las grandes olas que vienen desde mar abierto y permiten la creación de una gran piscina natural donde abunda la paz.

Nos encontramos con una infraestructura un poco menor y más simple a la de francés (una playa que está a unos KM antes) pero de igual manera, Barra cuenta con lo justo para pasar el día y disfrutar.

Según lo que nos contaron los locales, Barra de São Miguel tiene una historia bastante sanguinaria… Se dice que por el siglo XVI estas tierras eran habitadas por los indios Caetés, una de las tantas tribus caníbales de este país. La historia dice que ellos fueron quienes comieron al primer obispo de Brasil, Don Pedro Fernándes Sardina, oriundo de Portugal, que se encontraba en este paraíso con el fin de catequizar a sus habitantes. Con el correr de los años Barra de transformó en una villa de pescadores. Recién en el año 1963 fue reconocida como municipio, independizándola de São Miguel dos Campos.

Hoy en día Barra es una playa ideal para descansar y pasar un tranquilo momento en familia. De hecho la calma de su mar, gracias a la gran barrera de coral que la circunda, es ideal para darse un baño sin correr el riesgo de que las olas te lleven mar adentro.

No es una playa muy extensa, da para caminarla tranquilamente, de hecho fue lo primero que hicimos al llegar. Y mientras dejábamos nuestras huellas en la arena, íbamos encontrando rastros de corales y caracoles hermosos, de colores que antes no habíamos visto. A lo lejos veíamos las embarcaciones que te llevan a las piscinas naturales que se forman en la barrera de coral y nos imaginábamos como sería estar allí.

Por momentos, el mar retrocedía y dejaba al descubierto pequeños islotes de arena que podían caminarse, ofreciendo nuevas vistas de las costas y de la barrera.